La Unión Europea no puede ser sólo una unión económica sino que, ante todo, debe ser una unión social. Los socialistas hemos advertido en numerosas ocasiones que cualquier intento de reducir la Unión Europea a su dimensión económica y monetaria o de convertirla en un simple apéndice del Mercado Interior, solamente conseguirá seguir alimentando el auge del populismo y el euro-escepticismo.